miércoles, 8 de agosto de 2012

Critica de película ''El niño de pijama a rayas''




Excelente plasmación del texto original llevado al cine donde se muestra la cruda realidad de la segunda guerra mundial, el campo de concentración nazi, la frialdad de los alemanes en aquel proceso y todo desde la mirada inocente de un niño para quien esta realidad se va haciendo cada vez mas cercana ya que tras sus juegos de explorador en los alrededores de su nueva casa se encuentra con un campo de concentración, concepto desconocido para él, con hombres y niños judíos apresados quienes para él son personas con pijama a rayas, y con un niño en especial que poco a poco se va convirtiendo en su amigo, una amistas imposible por cierto, amenazada por la tragedia.
Lo interesante para el espectador es sumergirse e incluso volver a esa inocencia de infancia que todos tuvimos, solo que en esta ocasión a través de los grandes ojos azules de un niño con un padre alemán falsamente idolatrado con humilladora y despreciable sangre corriendo por sus venas, propia de un hombre inmerso en tal complementación de un horrible, desgarrador y crudo, momento y lugar.  
El guion cuida y evita el exceso melodramático, avanza con equilibrio y sabe construir a cada personaje atendiendo a lo esencial sin que ninguno de lo secundarios quede mal reflejado ni tampoco haga sombra al protagonista. La ingenuidad del personaje de ocho años se hace mucho más creíble que en la novela debido a que la cámara logra recoger la confusión, inocencia y perplejidad de su alma tras descubrir una cruel realidad en la que se ve involucrado y principalmente afectado su amigo judío por quien da la vida sin saberlo e ignorando también la participación de su padre quien estaba detrás de esta brutal tragedia.
Un término que prefiere excluir la muerte y los aspectos más desagradables reduciéndolos a una eterna ausencia de estos amigos quienes de la mano y con un grito desgarrador enfrentan, como muchos, el resultado del cruel periodo que les toco vivir. Rostros bañados por una luz blanca que suaviza cualquier gesto de miedo o dureza y que retratan esa inocencia angelical con un plano final en negro y una eficaz partitura que contribuye a reflejar esa ternura y delicadeza del alma infantil que deja sin querer una mezcla de determinantes pero agradables sabores tras una historia tratada con el complemento perfecto entre humanidad, conciencia y sentimiento.

Rocio Flández - Javiera Hernández

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