Excelente plasmación del texto original llevado al cine
donde se muestra la cruda realidad de la segunda guerra mundial, el campo de
concentración nazi, la frialdad de los alemanes en aquel proceso y todo desde
la mirada inocente de un niño para quien esta realidad se va haciendo cada vez
mas cercana ya que tras sus juegos de explorador en los alrededores de su nueva
casa se encuentra con un campo de concentración, concepto desconocido para él,
con hombres y niños judíos apresados quienes para él son personas con pijama a
rayas, y con un niño en especial que poco a poco se va convirtiendo en su
amigo, una amistas imposible por cierto, amenazada por la tragedia.
Lo interesante para el espectador es sumergirse e incluso
volver a esa inocencia de infancia que todos tuvimos, solo que en esta ocasión
a través de los grandes ojos azules de un niño con un padre alemán falsamente
idolatrado con humilladora y despreciable sangre corriendo por sus venas,
propia de un hombre inmerso en tal complementación de un horrible, desgarrador
y crudo, momento y lugar.
El guion cuida y evita el exceso melodramático, avanza con
equilibrio y sabe construir a cada personaje atendiendo a lo esencial sin que
ninguno de lo secundarios quede mal reflejado ni tampoco haga sombra al protagonista.
La ingenuidad del personaje de ocho años se hace mucho más creíble que en la
novela debido a que la cámara logra recoger la confusión, inocencia y
perplejidad de su alma tras descubrir una cruel realidad en la que se ve
involucrado y principalmente afectado su amigo judío por quien da la vida sin
saberlo e ignorando también la participación de su padre quien estaba detrás de
esta brutal tragedia.
Un término que prefiere excluir la muerte y los aspectos más
desagradables reduciéndolos a una eterna ausencia de estos amigos quienes de la
mano y con un grito desgarrador enfrentan, como muchos, el resultado del cruel
periodo que les toco vivir. Rostros bañados por una luz blanca que suaviza
cualquier gesto de miedo o dureza y que retratan esa inocencia angelical con un
plano final en negro y una eficaz partitura que contribuye a reflejar esa
ternura y delicadeza del alma infantil que deja sin querer una mezcla de
determinantes pero agradables sabores tras una historia tratada con el
complemento perfecto entre humanidad, conciencia y sentimiento.
Rocio Flández - Javiera Hernández

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